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Un nuevo bipartidismo

Publicado el 30/10/2019 en Noticias UCC

Finalmente los comicios del 27 de octubre pusieron fin a la "incertidumbre política". Con los resultados de las PASO, el abultado margen de diferencia que consiguió el Frente de Todos parecía irreversible y el PJ se encaminó nuevamente a ser imbatible. Los resultados de este domingo confirmaron la victoria del peronismo tras imponerse la fórmula Fernández - Fernández con un 48,1% de los votos. No obstante, la elección fue mucho más competitiva de lo esperado y el achicamiento en casi 9 puntos de la diferencia entre las dos principales fuerzas, incluso quedando el oficialismo a sólo 3 puntos de la hazaña de empujar un balotaje, conformaron la sorpresa de la jornada.

Coalición peronista

Como bien anticipó Rodrigo Zarazaga, el único modo de volver a la senda del triunfo para el PJ era si todos los sectores se volvían a unir. En este sentido, cabe señalar que la pésima performance socio-económica del gobierno de Mauricio Macri constituyó un factor clave para que el kirchnerismo, el massimo y los peronismos subnacionales se reencontrasen bajo un eje y una coalición electoral conjunta. Decimos coalición puesto que el actual peronismo, a diferencia de otros momentos de la historia del país, se ha dividido desde el año 2003, generando liderazgos potentes y heterogéneos, que más allá de breves periodos de unidad, han coexistido como fuerzas separadas. Esta unidad no hubiese sido factible si Cristina Fernandez no asumía la estratégica decisión de correrse lo necesario y suficiente del centro de la escena para conservar el apoyo del núcleo duro del kirchnerismo y, a su vez, abrigar a la mayoría del peronismo bajo un mismo paraguas.

El retorno del peronismo no era sencillo. Desde el conflicto con el sector agropecuario en el año 2008, el clivaje kirchnerismo-antikirchnerismo parecía explicar de manera dominante la distribución de preferencias del electorado a nivel nacional. Es así que el macrismo optó como principal estrategia política montarse sobre "la grieta" para explotar electoralmente esta antinomia de manera exitosa en 2015 y 2017.  La diferencia de 16,6 puntos que el Frente de Todos le sacó a Juntos por el Cambio en las PASO parecía ir a contramano de este clivaje, cobrando relevancia el tradicional voto económico para explicar el comportamiento actual del electorado. Sin embargo, la remontada que el oficialismo logró en las elecciones del domingo y el dibujo del mapa electoral nacional (muy similar a las de las PASO 2015) marca una división territorial con los grandes centros urbanos y las zonas más productivas y ricas del centro del país a favor de Juntos por el Cambio (Capital Federal, interior de provincia de Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe, Córdoba y Mendoza) demostrando que la disputa "K-anti K" aún tiene significativa relevancia. El nuevo gobierno deberá tomar seriamente nota de esto.

Próximos desafíos

Conformado el Frente de Todos y su exitosa performance electoral, los principales interrogantes sobre el peronismo que viene giran alrededor de dilucidar: ¿Cuán potente y perdurable será esta unidad? ¿Logrará superar la mera coyuntura electoral y convertirse en una sólida coalición parlamentaria y gubernamental tras asumir el poder?

No menos interesantes son las incógnitas que se abren sobre la coalición de ¿centro?-derecha de Juntos por el Cambio. Ésta apareció como la posible solución a la falta de representación política y orfandad partidaria del electorado no peronista en el país. ¿Se mantendrá la alianza entre el PRO, la UCR y la Coalición Cívica? ¿Habrá nuevos liderazgos que disputen la representación de la futura oposición? ¿Qué elementos mantendrían unidas estas fuerzas si a partir de diciembre no se encuentran a cargo de la gestión del ejecutivo nacional y de la provincia de Buenos Aires como eje de poder articulador y ordenador?

El sistema de partidos a nivel nacional parece reconfigurarse en torno a un bipartidismo, aunque no en su manifestación más clásica, sino a través de dos grandes coaliciones con importantes grados de heterogeneidad interna. Con la conformación del nuevo tablero legislativo nacional, cualquier tentación hegemónica del futuro partido de gobierno parece bastante encorsetada, viéndose obligado a generar importantes negociaciones y acuerdos multisectoriales para lograr sacar al país de la grave crisis socioeconómica que atraviesa. No obstante, el futuro del Frente de Todos y de Juntos por el Cambio en cuanto fuerzas políticas y su impacto en la configuración del sistema de partidos a nivel nacional en el país son aún un enigma.


Por Eduardo Pereyra, doctor en Política y Gobierno. Graduado, investigador y profesor de nuestra Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales.

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