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Tratar el cáncer

Publicado el 07/10/2019 en Noticias UCC

Eduardo Richardet, director de nuestra especialidad en Oncología Clínica, recibió este año la máxima distinción académica de la Escuela Latinoamericana de Oncología. Se trata del nombramiento de Profesor Emérito Fundador, que se le otorgó en reconocimiento a su trayectoria profesional y dedicación para ayudar a los enfermos y también a sus contribuciones a la oncología mundial en investigación, docencia y formación de recursos humanos.

Junto a su equipo, obtuvo también el Premio de Investigación Propia en el Congreso Argentino 2017 y el segundo premio del Congreso Latinoamericano SLAGO 2019 en Chile. Dialogamos con él.

¿Qué debería saber el común de la gente sobre cáncer?

Una de las cosas más importantes que deberían saber, es que representa la segunda causa de muerte por enfermedad, por detrás de las patologías cardiovasculares. Las causas que lo producen son factores externos bien conocidos.

Otra cosa que deberían saber, es que se trata de un grupo de enfermedades cuya causa es hereditaria solamente en un pequeño porcentaje de pacientes.

¿Qué se puede recomendar para prevenirlo?

El hábito del tabaco produce el 25 por ciento de todos los cánceres en el ser humano. Otro tercio es producido por la obesidad, el alcohol, la mala alimentación (falta de ingestas de frutas y verduras) el sedentarismo y la contaminación ambiental. Los virus de la hepatitis y HPV son una causa muy importante, sobre todo en países de bajo o medio nivel de desarrollo económico y social. La prevención contra estos factores es la lucha más importante para la prevención del cáncer.

¿Los países más desarrollados tienen menos incidencia de cáncer?

En los países desarrollados la incidencia de algunos cánceres está descendiendo gracias a campañas muy enérgicas de prevención. Lamentablemente, en los países de bajo y mediano desarrollo se espera una verdadera "epidemia de cáncer" en los próximos años ante la intensificación de estos factores etiológicos y la poca acción de los gobiernos en las campañas de prevención. A nivel global, la incidencia del cáncer es de una de cada seis personas, pero en los sectores sociales más pobres aumenta en forma imprevisible.

¿Qué pasa en nuestro país y Latinoamérica?

En nuestro país, desde la creación del Instituto Nacional del Cáncer se está trabajando arduamente en la recolección de datos que son fundamentales para decidir cualquier estrategia. Estudios recientes muestran que en Latinoamérica se registra el 10 por ciento de la incidencia de cáncer en la población. Como presidente de la Federación Latinoamericana de Sociedades de Cancerología, he recorrido frecuentemente la mayoría de los países de la región, y mi impresión es que cada vez hay más contaminación y pocas, o tibias y aisladas, campañas de prevención respecto a los factores que he mencionado como etiologías.

¿Hacia dónde apuntan las investigaciones, hacia la prevención o la cura de esta enfermedad?

Cuando se asocia a la detección precoz, la cirugía es el arma más importante en la cura del cáncer. Cuando la enfermedad se diagnostica en estadios iniciales, el 80 por ciento de los cánceres se curan. Por eso podemos decir que es el arma más importante junto con la prevención. Los métodos diagnósticos y la radioterapia han tenido avances impresionantes. La quimioterapia y el control de las toxicidades, también han mostrado progresos muy importantes. La biología ha detectado mutaciones en los genes tumorales que han permitido desarrollar drogas específicas que bloquean estas alteraciones y consiguen control por muchos años o, en muchos casos, la curación. Hoy el 50 por ciento de los tumores se pueden curar y hay un tercio más que se pueden cronificar como una diabetes, insuficiencia cardíaca, etc.

Pero los avances más importantes son en el campo de la inmunidad. Desde hace muchos años nos preguntábamos por qué las defensas propias del organismo no reaccionaban contra esas células anormales. Yo comencé mi tesis doctoral en 1974 y fue una de las primeras del mundo en la que se planteaba que, si estimulábamos los linfocitos con inmunoestimulantes como BCG u otros, conseguiríamos la cura. Fue un avance, pero la explicación nos la dieron muchos años después los premios Nobel del año pasado James Allison y Tasuko Honjo. Ellos demostraron que las células cancerosas emitían puntos de bloqueos a la acción de los linfocitos. Bloqueando estos puntos, la investigación ha logrado la cronificación o cura en miles de pacientes. Esto es el mayor y más excitante avance en más de medio siglo y asegura un éxito muy promisorio en la lucha contra esta enfermedad. No obstante, debemos reflexionar sobre que, si se refuerza la prevención, muchos de estos tratamientos no serían necesarios.

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