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Grafitis en las aulas

Publicado el 27/09/2018 en Educación

Motivada por diversas inquietudes y desde su lugar de docente de asignaturas artísticas y sociales, Silvia Martínez investigó para su tesis de la Maestría en Investigación Educativa sobre los grafitis en las escuelas secundarias. Qué quieren comunicar y cuáles podrían ser sus alcances educativos son algunos de los interrogantes que busca responder en su trabajo y que, a continuación, resumimos para compartir este interesante análisis.

Una forma de comunicar

Los grafitis escolares son un medio de expresión, de comunicación que los alumnos utilizan en forma espontánea y efímera en las aulas. Estos dibujos y textos poseen un significado con marcos de referencia y raíces afectivas desconocidas, se tratan de expresiones gráficas que poseen un alto nivel comunicativo. Por eso se pensó en recuperar estas expresiones entendiendo el grafiti como un estilo artístico propio al arte contemporáneo.

La investigación comenzó con un registro gráfico y fotográfico, durante diez meses, de los grafitis hallados en las aulas y los espacios comunes de las escuelas observadas. Luego se seleccionaron y clasificaron de acuerdo a distintas categorías. También se sumó un cuestionario que completaron los alumnos y los docentes interrogando sobre los alcances educativos posibles de los mismos.

Se preguntó acerca de los temas predominantes en los grafitis, tanto en textos como en imágenes; los materiales utilizados para su realización, los lugares más frecuentes donde se visualizan en el aula, significados y posibles alcances educativos. Finalmente, se triangularon los datos obtenidos con entrevistas personales realizadas a algunos alumnos autores de estas expresiones gráficas.  

El objetivo principal de esta iniciativa fue comprender e interpretar los alcances y la significatividad de estos textos gráficos que se realizan en espacios no convencionales, tanto para sus creadores como para los espectadores docentes y alumnos dentro del ámbito escolar.

Qué pasa en la escuela

A lo largo de nuestra investigación encontramos esas expresiones principalmente en las paredes, en los bancos, en las carpetas, en las tapas de los libros de la biblioteca de la escuela. 

También observamos que una dificultad presente en la escuela secundaria actualmente son las limitaciones que poseen los alumnos en la expresividad oral. Temen hablar, se avergüenzan si tienen que exponer alguna opinión o si se les pide que pasen al frente a socializar algún concepto trabajado, tienden a negarse de forma sostenida y rígida. Por ello, evitan todo tipo de expresión oral, prefiriendo la comunicación virtual donde se sienten seguros de la tecnología y de un medio conocido. De esta manera, la pantalla y la imagen ocupan un lenguaje claro y directo de fácil reconocimiento como de aceptación entre nuestros alumnos.

Si pensamos en los grafitis, ellos poseen similar alcance para los alumnos. Suelen ser formas o textos, que el alumno comprende fácilmente, realizados de forma espontánea y frecuente dentro del aula, de igual manera que el uso del celular casi siempre a escondidas. Poseen, en este sentido, esta particularidad de mensajería, pues, a partir de un texto o una pregunta impresa en el banco, otro conocido o desconocido le responde a modo de consejo o de ayuda. Esta  función del grafiti como “dejar mensajitos o mensajería” fue nombrada por los alumnos encuestados, no así por los docentes que pareciera que no lo perciben como tal, pero si reconocen que los grafitis poseen un alto alcance expresivo como emotivo.

Temas como identidad, agresión, consumo y bullying, están presentes en los grafitis áulicos, todos temas que también aparecen en nuestros programas educativos. Esto es significativo para pensar cómo trabajar con ello en aras de la prevención y los aprendizajes vinculantes a las necesidades actuales de nuestros alumnos. Debemos reconsiderar, por ello, la función del grafiti dentro del aula, donde un alto porcentaje refiere a la función de agresión e insulto, como de expresión o comunicación. En menor porcentaje, casi nulo, vinculan a los grafitis con funciones educativas o de aprendizaje.

Aprovechar la oportunidad

A partir de la problemática observada, se reconocen pobres respuestas desde la escuela para  esta franja de adolescentes vulnerables, que parecieran no encontrar en ella “un espacio de encuentro con ni para el conocimiento”. De este modo, predomina la desmotivación y se limita la comunicación como forma de aprendizaje. La comunicación implica, no sólo una expresión y trasmisión de conocimientos sino una cuestión de actitud y competencia comunicativa donde se espera del otro que dé cuenta de un significado y de un resultado, permitiendo poner en común, compartir un mensaje, un material o un contenido.

Los grafitis áulicos están allí con todo su potencial para generar una mirada, una pregunta que habilite al diálogo como medio potencial hacia el encuentro pedagógico necesario para la producción de conocimiento como a la transformación.

Podríamos pensar que en este punto se encuentra nuestro reto como docentes: tomar algo  que los alumnos nos enseñan y nos ofrecen a la vista, recuperarlo como un texto inesperado para ser dialogado entre ambos, y encontrar en un material que pareciera no ser para la educación, un material que nos habla de la realidad de nuestros alumnos, de lo que ellos están viviendo, de lo que ellos están sufriendo, de lo que ellos están necesitando y sintiendo.

El desafío entonces será presentar atención a los grafitis antes de ser borrados, poder ser mirados, escuchados y dialogados en una construcción que sume, no en un proceso deconstructivo corriéndonos del lugar de considerar al grafiti como algo de lo prohibido o clandestino, sino como arte propio a nuestra posmodernidad donde los cánones estético se desdibujan a lo tradicionalmente esperable, como expresión artística propio al lenguaje urbano, específica al mismo, donde se reproduce y se deja compartir elementos de nuestra sociedad.


Silvia Martínez es licenciada en Psicología y licenciada en Pintura de la UNC. Especialista en Psicología Clínica. Magister en Investigación Educativa de nuestra Universidad. Docente responsable de posgrado. Coordinadora general del Programa Infanto Juvenil de la Clínica Privada Saint Michel.

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