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Fake news

Publicado el 21/07/2020 en Noticias UCC

Facebook, Twitter, Instagram, Linkedin, Tiktok y cuantas otras redes sociales conviven hoy entre nosotros. Por un lado, acortan tiempos y distancias en la comunicación lo que genera una estrecha proximidad y aumenta los contactos. Pero a su vez, pueden ser medios utilizados para generar noticias falsas o mensajes poco claros que afectan a la sociedad en general o a personas en particular.

Frente a esto existen responsabilidades legales, tanto civiles como penales, por la intencionalidad en la creación de mensajes falsos que desacrediten o afecten a las personas. Son numerosos los casos en los que por agravios que fueron viralizados se tuvo que responder económicamente. Sin ir más lejos, en esta época de pandemia, se presentaron varias imputaciones por el delito de intimidación pública. Fue el caso de aquellas personas que publicaron noticias falsas en redes, en las que alertaban masivos contagios de coronavirus y generaron zozobra en la población local. 

A diferencia de dos o tres décadas atrás, quienes producen la información hoy ya no son exclusivamente los periodistas sino la misma sociedad, los usuarios de redes sociales que repite, desarrolla y consume mensajes de manera abrupta y masiva.

Bajo este escenario, se presenta una altísima carga de datos que genera en las personas la "sensación" de estar correctamente informados. Ahora bien, cabe preguntarse por qué una "sensación" y no el hecho de estarlo efectivamente; y es aquí cuando se precisa describir la dinámica comunicacional de estos últimos tiempos donde las fake news comienzan a tener protagonismo.

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De manera genérica se reconoce a las fake news como noticias falsas aunque debe señalarse que el concepto tiene aristas de análisis que lo hacen más profundo que una simple cualidad de falsedad.

Una noticia falsa puede generarse por un dato incorrecto no chequeado o por una errónea interpretación por parte de quien la genera. Pero también esta noticia falsa puede ser construida con el objeto concreto de confundir, agraviar o mostrar algún tema en la agenda pública de los medios de manera equivocada. En el ámbito de la prensa -en la jerga profesional- siempre se habla en estos casos de querer "operar" la información.

De esta forma, la falta de chequeo de datos y la intencionalidad de difundir noticias falsas van amalgamando los niveles de responsabilidad en la difusión de información errónea a través de la cual, en muchas oportunidades, la sociedad se informa.

La particularidad de las fake news es que se presentan de manera creíble, ya sea porque se genera desde un emisor confiable o porque la realidad muestra que no toda la información brindada es falsa sino que, en base a ciertos datos reales, se construye un mensaje inexacto.

Frente a este contexto, es imperioso tomar conciencia que no toda información que se consume brinda datos reales y que en muchas oportunidades existen diversas intencionalidades a la hora de posicionar temas en la agenda pública. Además, esto puede acarrear consecuencias legales que deben ser tenidas en cuenta.


Por Damián Pertile. Abogado. Escribano. Lic. en Relaciones Públicas e Institucionales. Esp. en Derecho Judicial y de la Judicatura. Esp. en Periodismo Político. Profesor de la materia Comunicación Jurídica con la Prensa de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Católica de Córdoba.

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