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Eterna inflación

Publicado el 26/06/2018 en Actualidad

El problema de la inflación lleva décadas en Argentina. Comenzó a mediados de la década del  40, y el país convivió con una inflación alta, de dos dígitos, la mayor parte de los años desde entonces hasta mediados de la década del 70. En 1975, con el “Rodrigazo”, comienza el período de inflación muy alta, con tasas de tres dígitos la mayor parte de los años hasta 1990, incluyendo las hiperinflaciones de 1989 y 1990. Entre 1991 y 2001 existió un oasis con muy baja inflación, aunque en la segunda parte de ese período el problema fue el desempleo.

En 2002 volvió la inflación con la mega devaluación de Duhalde, pero se trató especialmente de un cambio de precios relativos, porque en 2003 y 2004 la inflación volvió a resultar baja. El proceso inflacionario actual puede decirse que surge en 2006, en que volvemos a los dos dígitos, y desde 2007 (cuando comienza la intervención del INDEC) se mantuvo siempre superior al 20%, salvo durante la crisis internacional y recesión de 2009.

Entre 2007 y 2017 la tasa promedio de inflación en Argentina fue del 25%. El año pasado, los precios minoristas subieron como el promedio de ese período. Para 2018, tras una fuerte depreciación de la moneda, la inflación se acercará al 30% anual.

En la Presidencia anterior retomó velocidad el proceso inflacionario en Argentina, que nunca fue reconocido, y por ende no hubo planes para resolver el problema.  En la actual gestión,  en cambio, se reconoció a la inflación como uno de los principales problemas, y se puso en práctica una política para controlarla. No obstante, durante los tres primeros años de este gobierno no se logró bajar la inflación del nivel promedio que exhibieron los dos gobiernos de CFK. Cabe aclarar que actualmente existen similares niveles de inflación que la administración anterior, pero en un proceso en el cual ha sincerado, en gran medida, el valor del dólar y de las tarifas de los servicios públicos.

¿Pero alcanza con haber sincerado el tipo de cambio y las tarifas? También ha habido problemas con el enfoque adoptado inicialmente para controlar la inflación: utilizar la tasa de interés como único instrumento antiinflacionario no parece ser la mejor opción para un país como Argentina, con escaso desarrollo del crédito, en que en todo caso el efecto sobre los precios no se da vía aumento del costo del crédito y concomitante enfriamiento de la demanda agregada, sino más bien por los efectos de contención del dólar que aquella estrategia genera. Pero ya se conoce que el uso del tipo de cambio como ancla de los precios es una política que no dura demasiado en Argentina (además de los efectos nocivos que genera sobre el sector productivo).

Luego de la suba de la inflación que estamos viviendo en estos meses, tras un aumento del tipo de cambio de más del 50%, ¿por qué podría bajar efectivamente la inflación en el último trimestre del año y durante 2019? Un primer motivo es que el tipo de cambio ya no se percibe como apreciado, y por ende el dólar podría subir más suavemente en los próximos meses (aunque sería un error que volvamos a un dólar barato). También las tarifas de los servicios públicos comenzarían a subir a menor ritmo, después de recuperar buena parte del terreno perdido en la última década. Por otra parte, la caída del salario real que se está produciendo en 2018 mantendrá fría la demanda por algunos meses, y eso ayuda a contener los aumentos de precios.

Pero lo más importante es que se ha decidido (acordado con el FMI) bajar el déficit fiscal primario a cero en 2020, y que el BCRA deje de financiar al Tesoro. Con menor déficit fiscal y menor expansión de la cantidad de dinero, y con un elenco de gobierno que actúe con mayor coordinación con el objetivo de bajar la inflación, podrá lograrse una baja significativa y duradera de la tasa de inflación. Más probablemente en 2019 podremos perforar el nivel de 20% de inflación anual, y quizá seguir en esa senda hasta alcanzar en 2021 los guarismos de un país normal: inflación de un dígito anual.


Por Marcelo Capello, docente  de la UCC y Presidente del IERAL.

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