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Educación y salud

Publicado el 03/04/2019 en Noticias UCC

En el marco de su visita a Córdoba conversamos con Bernice Marcopulos, docente de Psicología en la James Madison University de Harrisonburg, Virginia (EE.UU.), y profesora asociada de Psiquiatría y Ciencias Neurocomportamentales en la University of Virginia.

Desde sus estudios ¿cómo explica que las personas con una mayor educación tengan una mejor salud mental?

Se sabe que la educación tiene mucha influencia sobre el desarrollo cerebral y sobre todo sobre la conectividad del cerebro.

Cuando uno habla de salud cerebral tiende a pensar en la inteligencia, pero en realidad tiene que ver con las habilidades para lidiar con un motón de problemas en tu vida diaria. Una buena salud cerebral te permite tener más acceso a herramientas para resolver esas dificultades.

La educación te ayuda a construir reserva cognitiva y ésta te hace una persona más resistente a la demencia.

¿Esta reserva tiene que ver con la escolaridad?

El término reserva cognitiva es más amplio que el de escolaridad porque implica factores que te ayudan a afrontar tu vida, pero en términos generales se puede decir que el indicador de esa reserva es la escolaridad.

¿Cuáles son las problemáticas que se manifiestan en relación a este tema?

La problemática tiene que ver con la generación de una mayor vulnerabilidad para el desarrollo de enfermedades neuropsiquiátricas debido a la escasez de herramientas para manejar el estrés, la depresión y otras cuestiones como por ejemplo el abuso de drogas.

Con respecto a la pobreza, en cuanto educación y desarrollo cerebral, las consecuencias son a nivel cognitivo. Si la persona no ha podido desarrollar bien su cerebro en etapas tempranas, es muy difícil que pueda afrontar la educación superior. Esto a su vez le va a dificultar el acceso a trabajos de mejor calidad.

¿Qué investigaciones realizadas a su cargo puede destacar respecto a esta temática?

Varias de mis investigaciones abordan esta temática. Una en particular trata el tema de la educación y la reserva cognitiva con respecto al riesgo de demencia y está referida en particular a los test que se utilizan para determinar esta problemática.

Comenzamos esa investigación por una experiencia concreta que surgió en el hospital donde los test daban positivos en un número de casos llamativo. Entonces nos planteamos si el problema no estaría relacionado directamente con las pruebas.

En el hospital donde trabajamos, muchos pacientes se dedican a la recolección de frutas y a lo mejor tienen poco tiempo escolarizados. Además, se trabaja mucho con población afroamericana. Muchas de esas personas fueron a la escuela en la época de la segregación en la que los niños blancos y negros iban a escuelas separadas donde las realidades y los recursos eran muy diferentes. Posiblemente tuvieron la misma cantidad de años de escolaridad, pero la calidad de esa educación no era la misma.

¿Y cómo influía esto en los resultados de las pruebas?

En este caso, nuestra hipótesis era que los test están pensados para personas blancas con una educación avanzada y por lo tanto estaban sobreestimando los problemas cognitivos.

Se hicieron pruebas en las comunidades rurales que arrojaron como resultado que la mitad de esas personas tenían demencia. No obstante, el resultado no se correspondía con la realidad, ya que estas personas vivían en forma independiente y se manejaban solas.

Una de las discusiones importantes en el campo de la neuropsicología tiene que ver con la utilidad que tienen actualmente los test. En general, es necesario desarrollar pruebas neuropsicológicas nuevas preparadas para todas las personas y que puedan servir en distintas partes del mundo.

En la charla que se dio en la Universidad se habló específicamente de esquizofrenia…

Sí, la esquizofrenia es una enfermedad que empieza a edades prenatales y te afecta a nivel cognitivo, pero también a nivel de desarrollo social. Sobre todo, afecta al tipo de relacionamiento de la persona con el mundo que la rodea.

Lo importante es cómo reconocer (y esa es la importancia de la evaluación neuropsicológica) las debilidades y las fortalezas a nivel cognitivo de la persona. Esto permitirá desarrollar un tratamiento adecuado que ayude al paciente a llevar adelante sus actividades de la vida diaria e insertarse en la sociedad.

La enfermedad tiene síntomas positivos (como delirios y alucinaciones), negativos (retracción social, imposibilidad de experimentar placer) y cognitivos (problemas a nivel de la memoria y de la atención).

Lo que mejor puede predecir cuál va a ser la recuperación de la persona son los síntomas cognitivos. Si tiene muchas dificultades a este nivel, es poco probable que pueda reinsertarse socialmente o vivir de manera independiente.

Por eso la evaluación apunta a detectar cuál es el tipo de problema que tiene la persona para poder diseñar un tratamiento apropiado. La medicación puede ayudar a aliviar los síntomas como las alucinaciones o delirios, pero no resuelve el problema.

¿La soluciones que se aportan desde la neuropsicología pueden curar o son tratamientos crónicos?

Es difícil hablar de cura, porque depende de qué tipo de dificultad tenga esa persona y la gravedad del caso. En general se intenta compensar esas dificultades para que la persona pueda acomodarse y se maneje de manera más competente a nivel social.

Para cerrar ¿Qué importancia asigna a las actividades de intercambio en investigación en el campo de la psicología?

La psicología es una disciplina internacional y es importante que los psicólogos del mundo nos comuniquemos para trabajar con estos problemas que existen en todos lados.

Además, veo con mucho agrado que hay un creciente número de estudiantes interesados en estas temáticas que pueden ayudar a las personas a vivir mejor.

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