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Big Data

Publicado el 07/05/2020 en Noticias UCC

Hoy los gobiernos se debaten entre la catástrofe sanitaria y la económica y social que puede generar la paralización de la economía, ¿cómo podría ayudar el big data a la toma de decisiones? Conversamos con Elmer Fernández, especialista en la temática, docente e investigador de Cidie, (Centro de Investigación y Desarrollo en Inmunología y Enfermedades Infecciosas) una Unidad Ejecutora de doble dependencia entre Conicet y la Universidad Católica de Córdoba.

Los datos nos dan información sobre la realidad. Si se usan eficientemente, se puede obtener de ellos información útil para tomar decisiones sobre qué acciones tomar. No solo se trata de recopilarlos, sino de elegir cuáles de ellos son más adecuados para responder las preguntas pertinentes al problema y luego aplicar los algoritmos que nos permitan obtener respuestas a esas preguntas. De esta manera, esos datos pueden arrojar su máximo rendimiento.

El uso de los datos es transversal a todos los rangos y a todas las etapas de toma de decisiones. Uno podría por ejemplo, analizar la cantidad de casos de Covid 19 por región o también cómo se está moviendo la gente y en función de eso, reforzar algunas medidas para respetar el aislamiento o flexibilizarlo. Si vemos que en un pueblo o barrio, no hay casos y la gente se cruza poco, probablemente se pueda flexibilizar en esa zona. Por el contrario, si se detectan casos, o si la gente no respeta las distancias, entonces restringir o monitorear dicha zona.

Hoy gran parte de las decisiones, gubernamentales, políticas, económicas, de salud, etc, se toman mediante la interpretación de los resultados generados por modelos de ciencia de datos que operan sobre volúmenes de datos grandes (Big Data) o no tanto. Los datos que medimos y almacenamos son esencialmente la evidencia de los fenómenos que queremos estudiar y/o monitorear. 

Respecto a Covid 19, ¿qué datos se deberían tener especialmente en cuenta?

Los datos a tener en cuenta deben estar ligados a lo que se quiere responder. En situaciones como la actual, entiendo que la información geográfica es importante. Por ejemplo, a través de la geolocalización de los teléfonos celulares se puede ver si las personas con mayor riesgo de infección están respetando la cuarentena. Otras cuestiones que se están monitoreando son las epidemiológicas. Si podemos conocer las características de las personas que se infectan y sus estratos sociales o regionales – por ejemplo–, esto ayudaría a caracterizar de qué manera y  dónde se expande la enfermedad y a quiénes está afectando más. Estos datos podrían ayudar a tomar diferentes medidas que apunten a diferentes sectores o regiones. Como ejemplo podemos citar a la ciudad de Nueva York, donde el virus está afectando más a una comunidad que a otra. Tener datos sobre esto sirve para tomar decisiones, reforzar medidas o cambiar el rumbo.

Si queremos monitorear la propagación de la epidemia en una región dada, además de las características de los infectados, deberemos conocer su ubicación geográfica, condiciones de hacinamiento, climáticas, etc. Este tipo de datos se suelen utilizar para monitorear, predecir  e identificar zonas calientes de, por ejemplo, dengue y otros patógenos.

¿Existe la posibilidad de obtener esos datos?

Sí, la tecnología disponible lo permite ya sea mediante la aplicación de tecnologías móviles, la implementación de encuestas, uso de tarjetas, antenas de telefonía celular, u otros mecanismos. Por supuesto, todo implica una inversión de algún tipo.

Lo que es real es que las empresas usan nuestra información privada en base a nuestros comportamientos de uso de nuestros dispositivos. Por tanto, creo que el estado debería poder echar mano a esos datos para poder tomar decisiones que tienen que ver con la preservación de nuestra salud en tiempos o momentos de pandemia, catástrofe, etc.

¿Está preparado nuestro sistema científico para responder? 

Indudablemente el sistema científico tiene capacidad de respuesta. Un ejemplo es la convocatoria de la Agencia Nacional de Promoción Científica y tecnológica para la presentación de ideas proyecto para abordar algunas cuestiones sobre COVID-19. Solo estuvo abierta por diez días y se presentaron alrededor de 900 proyectos, con lo cual puede decirse que la comunidad científica Argentina respondió con creces. De todas esas propuestas se financiarán 50 proyectos con un monto máximo de cien mil dólares.

El financiamiento siempre es un problema, y en nuestro país especialmente. El proyecto que presentó nuestro equipo es una plataforma virtual de monitoreo y caracterización de patógenos que le sirva al sistema de salud para seguir la evolución de las cepas que van apareciendo en Argentina y en qué lugares están. Por otro lado, la idea es proporcionar información que pueda ser útil al sector biotecnológico en el desarrollo e innovación de tecnologías para la salud como métodos de detección, vacunas y kits para diagnóstico. La plataforma sería una primera etapa de búsqueda.

También desde el CIDIE estamos intentando coordinar una acción colaborativa con Chile, Uruguay, Brasil, Méjico, Perú, Colombia, Ecuador y Argentina para tratar de caracterizar las cepas que circulan en Latinoamérica y de esta manera conocer el virus, aportar información y poder avanzar en una técnica diagnóstica o en una estrategia vacunal.

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