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Publicado el 23/11/2018 en Actualidad

Entrevista a Claudia Martínez,  Secretaria de Lucha contra la Violencia a la Mujer y Trata de Personas del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Provincia de Córdoba.

Un análisis realizado por la OMS indica que el 35% de la población femenina mundial fue objeto de violencia, de las cuales casi una tercera parte (30%) la sufrió por parte de su pareja. Este mismo informe arrojó que el 38% de los asesinatos de mujeres que se producen en el mundo son cometidos por su pareja masculina.

En nuestro país, estadísticas de organismos públicos revelan que entre los años 2013 y 2017 se registraron 260.156 casos de violencia de género que incluye asesoramiento, asistencia y denuncias. Predomina la violencia psicológica (86,9%), seguida de la física (67,4%), la simbólica (25,1%), la económica y patrimonial (19,4%) y la sexual (7,9%). Por su parte, la frecuencia de la violencia y el tiempo de maltrato constituyen dos variables que dan cuenta de la gravedad de la situación que soportan las mujeres antes de buscar ayuda. Un 93,3% de los casos han sufrido situaciones de violencia más de una vez; y en cuanto al tiempo de maltrato padecido, el 40,5% refiere a un período de 1 a 5 años y el 23,8% a más de 10 años.

A nivel provincial, algunos datos de un relevamiento de este año del Poder Judicial de Córdoba establecen que el 76% de los femicidios se produjeron en el interior de la provincia, que el 26% convivía con su atacante y que el 29% de las víctimas ya había realizado denuncias previas por violencia familiar.

Estos son simplemente algunos números que hacen a un diagnóstico, que es mucho más alarmante si se tiene en cuenta que existen muchos casos que no se registran o que no salen a la luz.

Animarse a hablar

Naciones Unidas define la violencia contra la mujer como todo acto de violencia de género que resulte, o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada.

Puede darse en distintos contextos, pero la violencia existe igual para muchas. “Quizá la situación no es igual en el interior que en la ciudad, ni es la misma en un barrio carenciado que en un country, pero hay algo que muchas mujeres sufren por igual, y es la violencia”, así lo afirma la Secretaria de Lucha contra la Violencia a la Mujer y Trata de Personas del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Provincia de Córdoba, Claudia Martínez.

En una visita al Polo Integral de la Mujer en Situación de Violencia, del cual fue impulsora y dirige, nos contó acerca de la situación de las mujeres que sufren violencia y cómo funciona este espacio que hace más de dos años atiende a un promedio de 300 personas por día. Se trata de una propuesta para articular las distintas instancias de denuncia, asistencia y protección de las víctimas para evitar que las mismas se pierdan en ese proceso entre que toman la decisión de hablar o denunciar hasta que llega la protección del estado.

“Buscamos interrumpir los ciclos de violencia, en ese punto entre el golpe y el hecho de violencia y el arrepentimiento, un ciclo que ya es de manual. Sabemos que en el medio de todo esto a la mujer se le presentan muchos obstáculos que tiene que ver con cuestiones económicas, familiares y hasta sociales. Hay condicionantes que hacen que esa mujer no pueda sostenerlo entonces cuando vuelve ese hombre arrepentido, lo perdona y le da una nueva oportunidad. Pero no sabe o no dimensiona el riesgo al que se expone porque, aunque haya muchas promesas, el golpe vuelve y viene más fuerte. La violencia aumenta exponencialmente”, subraya Martínez.

Por eso en este mismo lugar se encuentran las unidades judiciales para las denuncias; salas cunas para los niños, para que no tengan que escuchar los relatos y porque muchas veces la espera se hace larga y es la causa de desistir y volverse. También un centro médico, refugios, escuelas para madres adolescentes, centros de atención a varones, un área de asistencia con equipos interdisciplinarios y un departamento de la policía provincial para entregar los botones anti pánico, entre otros servicios. Es un mundo de detalles. Todo es 24 horas.

Principales desafíos

Llegar a todas las mujeres, sobre todo las del interior que a veces por las características socioculturales no tienen acceso a determinados recursos o porque culturalmente todavía es un tema difícil de mostrar en comunidad. Así define Martínez el principal reto que tenemos por delante.

“Nuestra cultura ubica al hombre como victimario y a la mujer como víctima. Desde niño, el varón debe cumplir con un mandato que ya viene establecido y el que no lo cumple es el que queda fuera de esa manada de varones. Hoy. por la situación social y política que atravesamos, es muy difícil sostener ese papel de macho proveedor y muchas veces esa potencia que está dada por esa masculinidad es reemplazada por la potencia física o sexual porque se siente imponente ante ese mandato que ya no tiene como sostenerlo”, explica la especialista.

En esta estructura en el que muchos hombres sienten que la única manera de subordinar a la mujer es a través del golpe, lo cual se transmite a través de generaciones, es necesario profundizar los estudios de género. En este sentido, quizá un buen primer paso fue el lanzamiento de una Diplomatura en Formación de Acompañantes Comunitarios contra la Violencia de Género organizada por el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de Córdoba y en el que participan distintas universidades públicas y privadas de la provincia, entre ellas la UCC.

Hoy existen grupos de mujeres que marchan y que están al frente de la lucha contra la violencia pero es toda la sociedad, en su conjunto, la que debe actuar. Desafortunadamente, pero por suerte aunque suene contradictorio, de a poco salen más casos a la luz. Un dato llamativo que nos cuenta Martínez es que “han empezado a venir mujeres de otro nivel socioeconómico. Estamos acostumbrados a ver que quienes más recurren al estado son las mujeres de escasos recursos por su vínculo directo y porque saben que tienen derechos que el estado debe asistir. Pero hoy denuncian, cada vez más, mujeres de niveles sociales medios y medios altos como así también estudiantes universitarias, que antes no se registraban”.

El gran desafío es prevenir para evitar “el golpe”, y a veces también su justificación, y para ello necesitamos un cambio cultural. El flagelo de la violencia contra la mujer no es nuevo y, valga la redundancia, esto no es ninguna novedad. Pero este problema, que es social, ha cobrado gran significación y mayor visibilidad en los últimos años gracias a distintas manifestaciones y actividades sociales pero, sobre todo, por la valentía de aquellas víctimas que se animan, cada vez más, a decir basta. Sin embargo esto recién comienza, es grave y falta mucho por hacer.


En dónde denunciar casos de violencia familiar y de género

 En la Unidad Judicial de Violencia Familiar. Entre Ríos n° 680 (Polo de la Mujer), de la ciudad de Córdoba. Atiende las 24 horas todos los días del año. Tel. 0351 – 4481616 – Int. 30641/2.

 En todas las sedes de las restantes Unidades Judiciales de la ciudad de Córdoba y del interior de la Provincia, las que atienden las 24 horas todos los días del año.

 En las oficinas de las Fiscalías de Instrucción que se encuentren de turno en cada sede judicial. 


También te invitamos a leer el compromiso universitario que publicamos con motivo de este tema, con la idea de seguir trabajando junto con nuestra comunidad universitaria para que año a año, nos encontremos más cerca del objetivo dispuesto: una universidad libre de todo tipo de violencia de género. 

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