Despedimos al Padre Gustavo Casas sj


Gustavo era un hombre afable. Un jesuita trabajador y empeñoso.

Su único destino fue la Universidad Católica de Córdoba (UCC) a la que fue enviado en julio de 1956, al concluir su tercera probación, y en donde entregó su vida, hasta ser enviado a la enfermería de provincia hace ya cinco años.

Despedimos al Padre Gustavo Casas sj  InstituciĆ³n UCC
Fuente: La Voz online

Durante sus años en al Universidad fue profesor de Antropología, de Introducción a la Filosofía y también de Ética. Lo hizo en diversas facultades, pero en la que más tiempo estuvo, y en la que dejó una huella más imborrable, fue en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Gustavo no era un hombre de estridencias ni de correr muchos riesgos. Era un hombre consciente de su deber y de sus responsabilidades. En medio de su trabajo empeñoso y su estilo de conducta kantiano, tenía un fino sentido del humor y una visión tierna de la realidad. Era agradable en el trato debido, tal vez, a que era consciente de sus virtudes y de sus limitaciones físicas (de joven perdió un pulmón) y anímicas.

Su serena pasión fue la docencia y la vida universitaria. Muchísimos antiguos alumnos lo recuerdan a lo largo de Córdoba y del país.

Sobre el final de su carrera permitió que sus apuntes de clase se transformaran en libros que han sido de utilidad para la docencia universitaria. Sus libros “Introducción a la Filosofía”, “Antropología Filosófica” y “Ética general” son manuales prácticos para introducir en áreas del pensamiento humanista a estudiantes universitarios. Estos libros fueron editados y reeditados por la editorial de la UCC.

Muchos le debemos mucho. Como compañero de comunidad, como jesuita, como hombre de Dios silencioso y discreto.

No fue un hombre brillante académica e intelectualmente. No ocupó cargos de gobierno ni de alta responsabilidad en la gestión, sin embargo fue un hombre fiel. Un hombre de Dios que silenciosamente, desde su lugar, casi sin querer molestar, sostuvo la misión de la Compañía.
Tal vez su faceta más escondida o silenciosa fue su vida espiritual. No porque no la tuviera; creo que más bien su discreción y su pudor hacían que rara vez hablara de ella.

Sobre el final de sus días, cuando presentía la llegada de la muerte se le escuchaba decir: “tengo miedo”; y también “no se haga mi voluntad sino la Tuya”.

En unos ejercicios recientes, le pedí que me confesara. Luego de escucharme me dijo una sola cosa, pero que me impactó profundo. Me dijo que su traducción del anuncio del ángel a los pastores era “Gloria a Dios en el Cielo y paz en la tierra a los hombres que se gozan en el amor del Señor”. Esa traducción suya me fue reveladora: la paz es de los que se gozan en el amor. No tanto de los que saben hacer y gestionar: de los que saben gozar en el Amor.

Ahora Gustavo está en Paz. Ya está gozando del Amor de Su Señor, al que él sirvió con toda su vida, sin estridencias, silencioso y fiel.

Rafael Velasco sj

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Misa
El martes 8 de abril tendrá lugar en la Iglesia de la Compañía de Jesús (Obispo Trejo esq. Caseros), a las 20 hs., una misa para rogar por el eterno descanso del alma de nuestro querido P. Gustavo Casas s.j.



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