A un año del 3 y 4 de diciembre de 2013. Reflexiones ciudadanas desde la UCC.

Al acercarse el aniversario de las tristes jornadas del 3 y 4 de diciembre de 2013, convocamos a toda la comunidad de Córdoba a hacer memoria sobre la tristeza, desazón, impotencia y amargura que nos ocasionaron los eventos violentos y caóticos de aquellas horas.

 La falta de respeto por los límites, por las funciones individuales y estatales nos llevó a sacar lo peor de nosotros: violencia, racismo, prepotencia, prejuicios, burdas generalizaciones, etc. El resultado fue doloroso para todos, incluso, para los sectores que son responsables de haber generado esa situación institucional, por acción u omisión.

 Vemos imperioso reforzar nuestra confianza en la democracia y la no-violencia como únicos medios para resolver nuestras diferencias y generar consensos sobre el proyecto de país que estamos construyendo, atravesando los disensos con sabiduría y grandeza. La prepotencia, la anomia y la irresponsabilidad social nunca son herramientas genuinas para proponer un orden mejor.

 Sentimos gran preocupación al escuchar voces de funcionarios y representantes de la democracia hablar con demasiada liviandad e irresponsabilidad por posibles “desmanes” o “desbordes” sociales para un futuro próximo. Las palabras, también, pueden ser auténticas provocaciones al descontrol.

 Reconocemos que la historia nos ha conducido a veces por caminos contradictorios y que algunos astutos detractores del pueblo han sabido manipular voluntades para sacar oscuros provechos. Pero advertimos que si no hacemos entre todos un esfuerzo por profundizar un clima de respeto por las instituciones y responsabilidades públicas, de poco servirá luego declamar buenos propósitos.

 Por todo ello, deseamos expresar nuestra sincera adhesión a la campaña iniciada por el COMIPAZ (Comité Interreligioso por la Paz), porque no deseamos empequeñecernos ante los desafíos presentes sino buscar muchas maneras de contagiar valores positivos. Recordamos las sabias palabras del Papa Francisco sobre el poder de la desinformación y el rumor: “los rumores son destructivos para la sociedad; la desinformación, la difamación y la calumnia son pecados”.

 Invitamos a todos los ciudadanos y ciudadanas e, insistentemente, a los responsables del Gobierno Provincial, Municipal, Nacional, a los medios de comunicación, a instituciones religiosas y educativas, al sector empresario, a las organizaciones populares y barriales, a las entidades del tercer sector a jugar su mejor papel en la promoción de la democracia, la paz, el debate y la discusión racional de ideas. De esta manera, seguramente, podamos elevar el nivel de nuestra participación política para construir la convivencia fraterna que necesitamos.