Pobreza y políticas públicas


“La matemática es caprichosa cuando se trata de observar la desigualdad económica mundial. Las 62 personas más ricas del mundo poseen la misma riqueza que los 3.600 millones de personas más pobres del planeta (el 50 por ciento de la población mundial). Así se reparte este mundo.”  Dice Alfredo Serrano Mancilla, Doctor en Economía y director del Celag (Centro Estratégico Americano de Geopolítica).

Cada vez más heterogénea y más compleja, la pobreza aumenta y se profundiza en la Argentina. Los primeros días del mes de noviembre la ONG Techo dio a conocer un amplio trabajo que se realizó en el país en el que se revela la situación de precariedad de muchos hogares argentinos que se acentúa y profundiza. En Córdoba hay casi 19 mil familias en 170 asentamientos informales.

Ya el mes pasado se habían dado a conocer las cifras del Indec revelando que más de un tercio de los argentinos vive en situación de pobreza.

La problemática trasciende a los distintos gobiernos y cada vez se acentúa más la brecha entre ricos y pobres.

Al respecto, entrevistamos a Marcelo Nazareno, especialista en seguridad y violencia y director del Doctorado en Política y Gobierno de nuestra Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales.

–¿Para qué nos sirven las estadísticas? ¿Hay un aprovechamiento de la estadística en lo que es planificación?

–Las estadísticas son imprescindibles porque sin ellas no se pueden planificar políticas públicas. Por ejemplo, tenés que saber dónde están los núcleos de pobreza en términos territoriales y también qué tipo de población es la más afectada (jóvenes, mujeres, etc).

Lo que pasa es que las políticas públicas están muy ligadas a las disputas por el poder político y eso muchas veces genera que pueda haber distorsiones en las estadísticas que se generan. Por ejemplo, que no se hagan, o se hagan mal, o que se hagan y se oculten o no se usen. En nuestro país posiblemente haya una utilización por demás política de las estadísticas.

–¿Por qué a pesar de haber invertido en Políticas públicas no se ha podido resolver el problema de la pobreza?

–En los últimos 10 o 15 años, ha habido mucho progreso y se ha reducido mucho la pobreza en América Latina (AL), tanto en términos absolutos como porcentuales. Un ejemplo es que se bajó de 200 a 150 millones de pobres. Lo que muchos se preguntan es por qué las mejoras no fueron más sustanciales.

Un obstáculo es la disponibilidad de recursos por parte del Estado, porque evidentemente tiene que sacarlos de algún lado. En este sentido, yo creo que la disputa política todavía no se ha resuelto y en AL el poder político está bastante mal distribuido a favor de los sectores más acomodados. Esto te determina, por ejemplo, su influencia en los medios de comunicación, que a su vez son determinantes sobre la clase media.

Los grandes sectores marginados no tienen incidencia política y por lo tanto no se consigue una generación de recursos impositivos que se trasladen a políticas sociales. Hay otras cuestiones que son técnicas: vos podes ganar la disputa política, pero tenés que usar eficientemente esos recursos.

Todo eso sumado al funcionamiento de las economías latinoamericanas que no promueven el desarrollo humano y no incorporan adecuadamente el avance tecnológico, fomentan la precarización laboral y generan un statu quo que no es favorable para reducir la pobreza.

El problema más grave son los núcleos duros o la pobreza estructural, que son sectores que hace generaciones que tienen pocos recursos en materia de educación y de capital social. Dependen del Estado, y si les sacan esa ayuda quedan en condiciones de indigencia. Con esto quiero decir que hubo mejoras, pero no se generaron situaciones como el trabajo formal y de calidad, o competencias en materia educativa que modifiquen su condición de pobres estructurales.

–¿Cómo se relacionan la desigualdad y la violencia a nivel social?

–Cuanto más desigual es una sociedad es más violenta. Una buena política social reduce la violencia mucho mejor que una política puramente represiva que amontona gente en las cárceles.

–¿Hay soluciones a esta problemática?

–Yo creo sí, pero son decisiones políticas que hay que tomar. Por ejemplo: como se consiguen y como se invierten los recursos del Estado. En la década del 40 y del 50 en AL hubo revoluciones en materia social que implicaron una evolución en términos de reducción de la pobreza y la desigualdad.

Es un conflicto eminentemente político de relaciones de fuerza y de poder y de las habilidades y recursos que tienen ciertos sectores para generar coaliciones e imponerse políticamente.

La pobreza es una situación muy compleja porque es multidimensional y por lo tanto requiere diferentes soluciones. No es lo mismo el ingreso, que el acceso a la salud, la capacidad de consumir y generar bienes culturales, el acceso a la vivienda y a los servicios. Según la dimensión que vos estés tratando, tiene que tener su propia especificidad en términos de contenido de la política.

El Estado debe garantizar esos derechos pero es importante que los diferentes colectivos se empoderen para que la garantía de esos derechos no sea una farsa.



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