Argentina ante el nuevo escenario económico de Brasil


La compleja situación económica y política que enfrenta al país vecino tiene un impacto directo sobre la economía doméstica, explicada por los fuertes lazos comerciales, turísticos y por la importancia de ambos para generar una plataforma capaz de captar inversiones para la región.

Respecto de los vínculos comerciales, Brasil se posiciona como el principal socio de Argentina, representando en torno al 20 por ciento de las exportaciones nacionales, y más de un cuarto de las importaciones del país. Además, resulta un destino relevante para la provincia de Córdoba, explicando el 18 por ciento de las exportaciones totales y más de la mitad de las exportaciones industriales.

Más allá del factor cambiario, existe una fuerte correlación entre la exportación total de las Manufacturas de Origen Industrial (MOI) de la Argentina y los Índices de Producción Industrial en Brasil. Lógicamente, cuando el vecino país se encuentra en la etapa expansiva del ciclo económico, aumenta su demanda por importaciones, lo que se traduce en una suba de las exportaciones argentinas, y viceversa. La relación estadística que surge de los datos históricos marca que por cada punto que varía la producción industrial en Brasil, se tiene una variación del orden de los tres puntos (con igual signo) para las exportaciones manufactureras de la Argentina.

Además de la importancia comercial, Argentina se consolida como uno de los emisores de turistas más importantes a Brasil, ya que –por ejemplo – en la temporada estival, 30% de los visitantes a las playas brasileñas fueron de origen nacional.

Es así que la situación del país se encuentra altamente condicionada por la coyuntura Brasilera. La crisis política del país vecino se completa con un cuadro fiscal complejo. El aumento de algunos impuestos y el recorte de gastos discrecionales durante 2015 han tenido el propósito de compensar la caída en la recaudación y el crecimiento de gastos obligatorios, pero no constituyen una solución de fondo. Los desafíos pendientes, y difíciles de llevar a cabo en cualquier contexto, pero más aún en un contexto de crisis política como el actual, son de carácter estructural: por el lado de los ingresos, la carga tributaria, en 35,4% del PIB, es muy elevada comparada con el resto de los países de la región (sólo comparable a la de Argentina), y similar a la de países desarrollados que como contraprestación ofrecen a la población servicios de calidad superior. Por el lado de los gastos, el sistema previsional necesitó durante 2015 recursos equivalentes a 7,4 puntos del Producto, con el agregado de mostrar tasas de crecimiento superiores a las registradas por el PIB.

El nuevo escenario político de Brasil, en lo que concierne a su economía, deja al final del camino una luz de esperanza, aún cuando la transición para su concreción resulte complicada. Dilma Rousseff difícilmente hubiera podido sacar a Brasil de la recesión, dada la escasa confianza que emanaba su gestión, salpicada con casos de corrupción y una economía con desequilibrios que difícilmente hubiesen sido corregidos por un gobierno del PT. Pero el presidente provisorio Temer tampoco tiene asegurado el éxito en su gestión, aun cuando tome medidas que podrían resultar necesarias, pues éstas inicialmente podrían afectar adicionalmente la actividad, y por cuanto no se termina de visualizar como asegurada su continuidad en el tiempo. La recuperación de la confianza es fundamental para la recuperación de la economía de Brasil, y no está asegurado que la nueva gestión lo vaya a lograr.

Por Vanessa Toselli, docente UCC y IERAL.



Impresión generada el día 19/04/2024 04:32hs. desde el Portal Web de la
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