Publicado el 29-06-2023 en UCC

La salud mental en tiempos de IA

Datos, inteligencias artificiales, algoritmos… ¿pueden ser de ayuda para nuestra salud mental? ¿cuáles son los riesgos?

La utilización de los datos en el ámbito de la salud mental es un arma de doble filo. Si bien puede ser una herramienta de muchísima ayuda, debemos ser conscientes de los riesgos que conlleva y usarla con responsabilidad. Victoria O’Donnell, especialista en data science y salud mental, disertó en las conferencias Women in Data Science sobre “El futuro de la salud mental: ¿cómo podemos utilizar los datos de manera responsable?”. Conversamos con ella y nos explicó cuáles son los beneficios y los peligros que implica la utilización de inteligencias artificiales en este ámbito.


¿Es posible que los algoritmos y las inteligencias artificiales tengan información sobre nuestra salud mental?

Sí, completamente. De hecho, es posible que tengan información sobre salud mental que ni siquiera nosotros sabemos. Puede ser que nos hayan diagnosticado los algoritmos. En relación con esto, primero hay un tema ilegal, que es que puede dar filtraciones o venta de datos. Entonces, lo que sucede es que se pueden procesar esos datos para preguntar y buscar síntomas o expresiones de trastornos de salud mental. Y por otro lado, dado al auge de las aplicaciones y las atenciones virtuales, hay un montón de nuevos desarrollos que están recopilando datos explícitos de salud mental, sobre los cuales no tenemos mucha ciencia sobre qué es lo que se hace. Entonces, se va generando una base de datos con información que nosotros declaramos. Por ejemplo, porque bajamos una aplicación sobre algún síndrome post traumático o gestión de la bipolaridad. Ahí hay una base de datos con la que no sabemos qué va a pasar. También por aplicaciones de otros temas pero que de manera implícita tocan la salud mental, como por ejemplo las aplicaciones que hacen seguimiento de los estados de ánimo, qué hicimos en el día, nuestros marcadores fitness, si nos movemos o no nos movemos… Incluso la localización GEO: si salimos o no de nuestras casas, cuánto tiempo estuvimos expuestos a otras personas. El tono de nuestra voz… Con todos esos marcadores, los algoritmos podrían asignar rótulos y síndromes de salud mental sin obligación de que nosotros lo sepamos. También puede suceder de manera indirecta. Si menciono a una persona con otro diagnóstico, puede que esa otra persona esté en una base de datos con un rótulo asociado.

¿Cómo pensás que se pueden usar los datos de forma positiva en el ámbito de la salud mental?

Los datos de salud mental se pueden usar porque es un tema que todavía no está en la agenda social. Los datos pueden ayudar a hacer que la temática se ponga en agenda, como pasó con el feminismo o con el ambientalismo. Pueden ayudar a dar cuenta de lo prevalentes que son. De cuántos somos -me incluyo- los que padecemos un tema de salud mental. Y también pueden ayudar a hacer nuevos hallazgos e innovaciones. Es un tema poco explorado, también porque desde la psicología se suele asociar lo cuantitativo a algo que no respeta la biografía de la persona. Entonces, se tiene cierta renuencia a hacer generalizaciones. Todavía hay mucho para avanzar en ese campo.

¿Qué debemos tener en cuenta nosotros, como usuarios, y también los profesionales de la salud para usar los datos en favor de la salud mental resguardando y cuidando la dignidad y la privacidad de las personas?

Lo primero que tienen que saber es que hay una legislación en Argentina y en la mayor parte de los países del mundo. Una legislación específica para los datos de salud mental. Algunas libertades que se toman con otros datos, para los de salud mental no se puede. Están regulados por un artículo de la Ley de Protección de Datos Personales. Son datos sensibles. Eso requiere que estén guardados de manera segura, confidencial, privada y que tengan consentimiento. También es necesario tener en cuenta lo de los datos implícitos. No hace falta hablar de salud mental para hablar de salud mental. Y por otro lado, tener conciencia de todas las herramientas que hay disposición en términos de anonimización, de protección de los datos y de evaluación de impacto de los algoritmos. Por último, es muy difícil generar datos de salud mental sin incluir la perspectiva de trabajadores sociales, psicólogos/as, cientistas sociales, abogados/as, es decir, un trabajo multidisciplinario.

Si me encuentro con alguna duda sobre una temática relacionada a la salud mental, ¿recomendarías o no buscar respuestas en una inteligencia artificial?

Lo que recomiendo es que el contacto sea siempre con servicios sanitarios asociados. El acompañamiento de un profesional de la temática. Recomiendo charlar con esa persona sobre cómo puede aportar esa herramienta que, por alguna razón, genera interés.